domingo, 5 de agosto de 2012

Una de Superhéroes



He tenido un sueño. No, no es la traducción literal de aquella famosa frase que pronunció Martin Luther King. Antes de seguir paro la escritura pensando en cómo establecer un criterio más o menos común para todos que pudiera servir para diferenciar un sueño de una pesadilla. Para simplificar se me acaba de ocurrir que podríamos decir que un sueño es aquel del que no quisiéramos despertar, mientras que la pesadilla es aquello otro de lo que, con agobio, queremos despertar cuanto antes mejor. Partiendo de esta premisa reconozco que he empezado mal este escrito.
He tenido una pesadilla. Mi momento onírico me llevaba a ocupar el otro lado de la orilla, la posición de aquellos que por la circunstancia que sea se encuentran ante y al lado de un ser querido con una enfermedad tachada de incurable. Maldito adjetivo, mientras otros como imparable o invencible hacen vibrar nuestras cuerdas vocales con pasión, "incurable" no deja ningún lugar a la duda en su definición. Pero dejemos las palabras a un lado y regresemos a la pesadilla del saber que el mal de nuestro ser amado no tiene solución. La sensación de impotencia puede ser tal que el vértigo mental nos pueda llevar a la más absoluta desesperación porque el interior nos comunica constantemente que no hay medicamento con copago o sin copago capaz de detener ese mal. Por mucho que busques y rebusques no encuentras alternativas, ni soluciones, ni terapias milagrosas en la China Popular, así que es inútil invertir todos nuestros ahorros o pedir impagables hipotecas para recorrer el mundo entero buscando la curación de nuestro ser querido. Algunos, desesperados, buscamos el alivio con el rezo a la deidad de turno, al santo de nuestra personal devoción y otros al destino, el mismo destino cruel que sentenció nuestras vidas con una sorpresa inesperada. Y mientras tanto, entre rezo y rezo, nos aplicamos con esfuerzo para que la vida del otro, la que quede, sea la mejor, la más plácida y cómoda posible reventando y enviando a tomar Fanta http://www.youtube.com/watch?v=q8Y0-34DCOA  la frase de Samuel Johnson: "Donde la esperanza no existe, no puede existir el esfuerzo"  http://es.wikipedia.org/wiki/Samuel_Johnson#Citas , y entre esfuerzo y esfuerzo uno quisiera empuñar el martillo de Thor http://es.wikipedia.org/wiki/Thor , dios del trueno, y golpear con él la roca más grande conocida y conseguir que las células se recompongan y que las neuronas normalicen su funcionamiento. No sé describir con palabras semejante sensación de impotencia presente en mi pesadilla.
Por eso que quisiera dedicar estas líneas a Óscar, a Rosalía, a Nuria, a Eva y a tantos y tantos nombres anónimos que nos brindáis vuestro esfuerzo desesperanzado y dais a nuestras vidas la dignidad suficiente como para desearla.
Gracias.