viernes, 10 de septiembre de 2010

Adaptar el coche

Hoy hablaremos de la adaptación de un automóvil para podernos desplazar en él. Hasta que no se invente o se desarrolle un sistema de control mental con el que podamos nosotros mismos conducir un vehículo (lo divertido sería encontrar a un valiente que se pusiera a nuestro lado) hay que pensar que cualquier adaptación estará siempre orientada para facilitar a los demás el trabajo de introducirnos en el vehículo con la mayor facilidad posible.

Como siempre hablaré de mi propia experiencia personal, de lo que nosotros hicimos, que para nada tiene que ser la mejor solución para todos pues en la elección intervienen un montón de factores en los que incluso al final puede ser determinante el gusto personal, pero aún así intentaremos explicar el porqué. Lógicamente estamos hablando que de lo que se trata es de meter en el vehículo a alguien que se desplaza fuera de él en silla de ruedas, así que habrá que recurrir a algún tipo de vehículo en principio grande de dimensiones y que el mercado ofrezca alguna solución de adaptación. En la mayoría de los casos los precios de los vehículos es directamente proporcional a su peso y tamaño así que rápidamente la visión se nos centra en monovolúmenes o en furgonetas de tamaño medio. Cuando pensé en adquirir un coche adaptado se me ocurrió que la mejor manera de poder elegir y posteriormente tomar una decisión era visitar el Salón del Automóvil de Barcelona.




La verdad es que en aquel momento la única referencia personal sobre lo que tenía que ser un coche adaptado eran precisamente los taxis que cubren los servicios especiales de transporte en mi ciudad y que básicamente se centraban en un par de modelos, uno de Peugeot y otro de Fiat, cuyo acceso al interior del vehículo se realiza por el portón posterior y la adaptación consiste en rebajar el piso del coche justo en la zona donde se aloja la rueda de recambio, para la cual se encontrará otra ubicación, mientras que para superar el desnivel respecto al suelo se utilizan rampas, algunas escamoteables y otras plegables de las que podemos encontrar diferentes ejemplos en las páginas webs que se sugieren al final del apunte. Así que una vez dentro del vehículo el usuario de silla de ruedas queda alojado en lo que todo el mundo llama el maletero convirtiéndolo, por decirlo de alguna manera, en una tercera fila de asientos. Eso sí, se sacrifica prácticamente todo el maletero ya que ocuparemos todo ese espacio. ¿Pero cuál es, para mí, el problema?, que quedamos marginados y confinados a la parte de atrás del vehículo y aunque se trata de un espacio reducido como lo pueda ser el interior de un coche queda lejos la luna delantera y casi seguro, también, nuestra queridísima acompañante.



Huérfano de ideas alternativas dimos vueltas por el Salón hasta tropezar con el Stand de Fiat y en concreto en el de sus vehículos comerciales. Allí pudimos ver una Fiat Dobló adaptada con una rampa con un elevador eléctrico y tuvimos la ocasión de conversar con una comercial de la casa Guidosimplex encargada de realizar aquella adaptación. La citada furgoneta Fiat Dobló tenía y creo que todavía tiene dos versiones en cuanto a carrocería se refiere, una con una elevación del techo de aproximadamente 15 cm más respecto al modelo estándar y era precisamente esa versión más alta en la que se había realizado la adaptación. Este detalle es importante tenerlo en consideración ya que hay que calcular bien el espacio en altura puesto que tenemos que tener en cuenta nuestra altura una vez sentados en la silla de ruedas y que ésta puede variar bastante si se trata de una silla de ruedas convencional o una silla de ruedas eléctrica, siendo la altura en este último caso mayor que con la anterior. La comercial no obstante, decía que allí, en el Salón y en cualquier concesionario, lo único que podíamos hacer era adquirir la furgoneta y a lo sumo conseguir una rebaja en el precio alegando la condición de discapacitado o usuario de silla de ruedas para poder entrar en una especie de programa comercial de Fiat llamado Mobility y que luego ella personalmente nos pondría en contacto con una de las empresas que se dedica a este tipo de modificaciones con la que, lógicamente, intentaban colocar todos los productos que fabrica y/o comercializa Guidosimplex. Nos dio la tarjeta con su número de teléfono mientras que allí realizamos el pedido de la furgoneta con otro comercial de la marca en el mismo Salón. Pero aquel nunca llamó así que fuimos hasta un concesionario de Fiat en el centro de Barcelona. Nos atendió un impresentable con apellido de episodio bélico que nos estuvo jodiendo sistemáticamente durante más de dos meses hasta que al fin pudimos disponer de la furgoneta. Sobre los vendedores de coches habría tema como para editar un libro, pero en este momento me abstendré.

El siguiente paso fue contactar con la empresa que debería adaptar el vehículo y comentar con el responsable de la misma las diferentes posibilidades. Con catálogo en mano decidimos que mientras se pudiera quería sentarme en el asiento del copiloto por lo que nos propuso poner una base giratoria Turnout aprovechando el asiento original del vehículo, algo que al final no pudo ser ya que la suma de las dos alturas hacía que mi cabeza tropezara con el techo del coche, pero eso no lo pudimos comprobar hasta que la modificación estuvo realizada (dio la sensación de que éramos los primeros en pedir algo así, y ellos en hacerlo) por lo que a toda prisa tuvimos que sustituir el asiento original por una asiento "Recaro" que atornillado directamente sobre la base giratoria conseguía una altura normal.








Como se ve en la imagen la base giratoria gira sobre su eje hacia el exterior, sobresaliendo parte del cojín del vehículo y facilitando la transferencia de la silla de ruedas al asiento del vehículo para luego, una vez sentados, volver a rotar la base y quedar perfectamente colocados en la posición del copiloto. También hay que eliminar el retenedor de la puerta para que está se abra todavía más y el tope de la apertura está asegurado por el tope de la bisagra aunque deberemos acompañar la puerta al abrir para evitar golpes bruscos. Y ya puestos a cambiar el asiento lo que se recomienda es que busquemos un modelo que tenga apoyos lumbares para que cuando nuestro control de tronco haya disminuido nos sintamos más sujetados por esos apoyos, sobre todo para cuando nos lleven por carreteras muy reviradas. También sería bueno, aunque conseguir esto es bastante difícil, disponer de un apoyacabezas con orejeras para que la cabeza quede ajustada y no se ladee cuando la musculatura del cuello también esté mermada.



He aquí una imagen de la idea pero habrá que conseguir que la voluntad y habilidad del adaptador pueda realizar esta sugerencia.



Como segunda alternativa para el transporte, montamos una rampa abatible en la parte de atrás de la furgoneta con la que podíamos acceder al interior del vehículo y una vez allí anclar la silla de ruedas, tanto manual como eléctrica, para asegurarla con los movimientos del vehículo y como medida de seguridad que por otra parte es obligatorio. Esa opción, la de ir sentando en la silla de ruedas en lo que sería la caja de transporte de la furgoneta, sólo la utilicé una sola vez y sinceramente no me gustó. Parecía estar sentado en el papamóvil en el que sólo podía mirar hacia los laterales y con un poco de suerte ver alguna que otras par de piernas y algún escote de alguna conductora o de alguna acompañante de los coches que nos adelantaban por la derecha o por la izquierda. A diferencia de la modificación de los taxis el problema es que quedamos a una altura excesivamente elevada con el añadido que también conlleva el balanceo, que a mayor distancia del suelo también éste es mayor. No obstante la solución se puede aprovechar para hacerla servir para subir y bajar con facilidad la silla, que en nuestro caso siempre era la eléctrica, del interior del vehículo y utilizar los anclajes para sujetar la carga.





Todo esto lo realizamos en el año 2003, justamente en medio de un cambio de legislación respecto a este tipo de actuaciones sobre un vehículo, en el que se incluía como cambio más importante la necesidad de adjuntar un informe técnico de la modificación tanto por quien realizaba la modificación como por el fabricante del vehículo que tiene que dar un OK de las modificaciones realizadas sobre el vehículo que él ha fabricado. Así que con esto, ignorando si actualmente ha sufrido modificaciones la legislación, es importante que cuando nos realicen el presupuesto de la adaptación exijamos que incluyan los gastos de ese informe técnico y que por supuesto sean ellos quienes realicen la inspección técnica obligatoria en cualquier delegación de la ITV para que no tengamos que ser nosotros los que vayamos de un lado a otro achuchando a unos y a otros para conseguir la homologación de la modificación y que ésta quede reflejada para siempre en la ficha técnica de nuestro vehículo.

Sobra decir que cualquiera de estas modificaciones no responden precisamente a precios populares por lo que también se podrá recurrir al mercado de segunda mano en el que podemos encontrar algún que otro coche ya adaptado. De todas formas vale la pena el esfuerzo económico porque eso nos mantendrá durante un tiempo dentro de las posibilidades de poder realizar viajes y actividades que de otra forma (transporte público) son o bien muy difíciles o prácticamente imposibles.


lunes, 6 de septiembre de 2010

Un apunte más sobre el estrés

Interesante programa sobre el estrés y sus consecuencias. Estas teorías no son la bíblia pero apuntan insinuaciones interesantes. No obstante a la enfermera de urgencias del Clínic hay que enseñarle targeta amarilla. Una profesional que se jacta de ello tendría que tener la capacidad suficiente para ponerse sobradamente en la piel del paciente, ya que al margen de ser un ejercicio intelectual beneficioso le ayudaría a valorar muchísimo más su trabajo y en parte su privilegio.